BLACK GIRL FLOATING IN THE GHOST WOOD BY JOHN BETTER

LOS ADEREZOS DEL DIABLO
ONE PART

El siguiente relato ha sido escrito haciendo parte de algunos recuerdos que pensé que no tendrían ningun valor, al menos un valor literario, al punto de creer aun después de haberlo terminado, que no merecen mas que uno que otro comentario mordaz por parte de un lascivo y amargo critico, con mi amor y mi respeto para Alexander Ruiz, a quien pido excusas por recordar tales sucesos. Ah y a Truman Capote por si acaso…

A lo largo de mi vida podría citar algunos momentos álgidos en los que la palabra terror ha puesto, así literalmente su asfixiante soga alrededor de mi garganta. Pero de todos ellos, solo rememorare dos asuntos en especial. El primero: Una noche en casa de un amigo periodista. Un modesto conjunto de apartamentos situado a una orilla de la carretera de entrada a dos de los balnearios mas próximos a la ciudad. Luego de asistir a la inauguración de un nuevo bar en la localidad, con una buena dosis de alcohol encima, nos decidimos en volver hasta el apartamento caminando, a mitad del trayecto vimos como un auto endiablado se llevo en su loca carrera a lo que al parecer era un mediano animal el cual salio disparado por el impacto hasta unos matorrales a pocos metros de nosotros, curiosos nos acercamos hasta el sitio en donde descubrimos a un enorme gato rojizo resollando lo que pensé seria ya su ultima vida. Con ese malestar llegamos, mi amigo realmente exhausto fue enseguida a su cuarto y cayo profundo.

Yo me quede unos instantes en el sofá de la sala y decidí salir y encaminarme hasta la playa, en el camino pude distinguir el revoltijo de hierba en el que dejamos tan indiferentes al gato agonizante, algo extraño: ya no estaba hay.

Tome el cruce que conducía directo a la playa casi en penumbras de no ser por un par de casetas que se alumbraban débilmente ante la persistencia de algunos turistas, oí el murmullo de voces en la distancia, el crepitar de una hoguera extinguiéndose lentamente, el ligero trote de presencias en la arena, presencia que empezaron a rodearme, era una jauría de perros así de pronto, de golpe estoy tumbado en el suelo tratando de escapar desesperadamente, lo primero que hago es cubrirme la cara con ambas manos, porque de salir ileso de aquello no quería lucir una espantosa cicatriz que me recordara siempre lo estupido que había sido hasta ese momento, un grupo de pescadores que iban pasando, reaccionaron al ver lo que sucedía y con un chasquear de dedos y un silbido calmaron a las enfurecidas bestias que de inmediato se dirigieron hasta donde estaban ellos, fieles a la orden y agradeciendo con remilgos y lametazos como juguetones e inofensivos cachorros.

Con una profunda herida en mi pierna derecha regrese caminando hasta la casa, donde la luz de la sala permanecía encendida y mi amigo roncaba profundamente, me lave con agua y jabón la herida, y esparcí luego un chorro de alcohol, apague las luces y me fui directo hasta la cama, adolorido empecé a imaginar de no haber salido con vida de aquella situación, ya podía leer el encabezado del diario al día siguiente :Muere joven destrozado por perros en una playa solitaria o el parte medico aun mas escandaloso ruborizando a mis familiares: ¨Los exámenes arrojaron fuertes dosis de…

En esos ires y venires me tomo el sueño por sorpresa.Al día siguiente, al despertar, mi amigo tenia listo el desayuno, pasadas las nueve la mañana y atreves de la ventana veíamos pasar a los primeros bañistas del domingo, gente la mayoría de los suburbios de Barranquilla , puntuales en su éxodo semanal en esas playas cutres que es lo que les toca, las que les han dejado, entonces me doy de frente con la mirada de un tipo joven y robusto quien me sonríe y lleva su mano hasta los genitales, lindo día! le grito desde acá, apenas empezaba a probar una tajada de pan, cuando mi anfitrión me señala sorprendido un punto concreto en la carretera: -Mira es el gato de anoche, esta vivo!, y en efecto estaba vivo.

JOHN BETTER